"No es tan inverosímil. Todos inventamos cuentos para dotar de sentido a la realidad: desde el extraño proceso que tiene lugar en nuestros cerebros y que pone el mundo patas arriba aunque todos sabemos que nuestros ojos lo ven patas abajo, hasta la deliciosa creencia en que “al final todo saldrá bien”, desde la fantasía de la esperanza que ronda los quioscos de lotería hasta la convicción inquebrantable de que, si nuestros padres hubieran sido un poco más ricos o si hubiéramos estudiado un poco más para aquel examen o si hubiéramos llevado otra corbata a aquella entrevista, ahora todo marcharía sobre ruedas. Todo el mundo lo hace.
Los seres humanos tenemos una capacidad prácticamente ilimitada para autoengañarnos, una capacidad proverbial de negar las evidencias, un talento enternecedor para convencernos de que en el “pabellón de las duchas” ha ocurrido algo mucho más agradable. Y es una gran bendición. Nos estimula a escribir poemas. Nos hace cantar canciones, pintar cuadros y erigir catedrales. Es la razón que explica que existan las columnas dóricas cuando un simple tronco de árbol habría desempeñado la misma función. Es un don glorioso, bello, agonizante, y nos hace humanos."
“El buen Alcalde”, Andrew Nicoll. Ediciones B. B-2010.
Mataró, 1 de juny.
Los seres humanos tenemos una capacidad prácticamente ilimitada para autoengañarnos, una capacidad proverbial de negar las evidencias, un talento enternecedor para convencernos de que en el “pabellón de las duchas” ha ocurrido algo mucho más agradable. Y es una gran bendición. Nos estimula a escribir poemas. Nos hace cantar canciones, pintar cuadros y erigir catedrales. Es la razón que explica que existan las columnas dóricas cuando un simple tronco de árbol habría desempeñado la misma función. Es un don glorioso, bello, agonizante, y nos hace humanos."
“El buen Alcalde”, Andrew Nicoll. Ediciones B. B-2010.
Mataró, 1 de juny.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada